Tiene dos partes la contrarreloj: la salida, los primeros 5 kilómetros, que es un poco revirado y el repecho, y luego con el aire pegando en la cara la vuelta se hace dura.
Joan, empujado por Arnau, había reptado hacia el interior de la tarima; nada se interpuso en su camino y el pequeño siguió reptando a través del agujero, por la mina, que descendía suavemente en dirección al altar mayor.
Es un río super intenso en un comienzo, con bastante pendiente, pero yo creo que, con la experiencia que tenemos, vamos a poder sortear los rápidos, sin mayor problema y sin duda terminar este viaje de una de una buena manera.