Asimismo, los cómplices de Posada, como Santiago Álvarez Fernández Magriña, han indicado claramente conocer dónde se encuentra el terrorista, por lo que hubiera bastado con preguntarles e investigarlos.
No obstante lo cual, el jefe de la estación expidió telegramas a las estaciones del trayecto, ascendentes y descendentes, y le prometió ejercer una vigilancia minuciosa.
En consecuencia, cuando Marilla entró en la cocina y se encontró con el fuego apagado y con que Ana no aparecía por ninguna parte, se sintió justamente desilusionada e irritada.