Como consecuencia, el precio del pez espada ha venido bajando porque el mercado se ve saturado de producto procedente del Caribe, Sudamérica, Australia, el Canadá, España y el Pacífico Occidental.
El contenido de mercurio del atún, el pez espada, el reloj anaranjado y pescados similares plantea ahora un riesgo para la salud, en particular para las mujeres en edad de procrear.
Al mismo tiempo, un componente de esa diversidad, como una especie particular de pez, puede tener valor como recurso biológico para su consumo o utilización por parte de los seres humanos.
Se prohibió la pesca del pez espada y se establecieron prohibiciones temporales y zonales para la pesca del atún debido a los elevados niveles de capturas accidentales de tortugas y aves marinas.
La pesca industrial con palangre no sólo causa perjuicios a las poblaciones de pez aguja sino que tiene repercusiones sobre los ingresos actuales y potenciales del ecoturismo basado en ecosistemas marinos sanos.
Se aconsejó que las futuras madres, las embarazadas y las madres de niños de pecho y sus hijos no consumieran tiburón, pez espada ni caballa real, debido a sus elevados niveles de mercurio.
Entre las pesquerías con el rendimiento de la inversión más ineficiente en proteínas comestibles, ocupan el primer lugar los buques que se dedican a la captura del camarón, el atún y el pez espada.
Se estima que, en el Pacífico, las palangres para la pesca del atún capturan mayores cantidades de pez espada que las dedicadas a la pesca de esa especie, y que esa captura accidental representa un 25% de la captura total27.
Según Crowder y Myers, “es tan común que los buques dedicados a la pesca del atún capturen pez espada, que alrededor del 50% de la captura total de pez espada se obtiene como captura accidental y no como objeto de la pesca”.