Una coliflor que le tratamos como que fuera una proteína, el tallo encima encurtido, con un vinagre de coliflor y matizado con nieves de cacao caramelizados.
Cuando llegaron a la casa, la buena mujer hizo sentar a Pinocho ante una mesita cubierta con un mantel muy limpio, y colocó en ella el pan, la coliflor ya condimentada y el pastel de crema.