Los avances tecnológicos, las nuevas codificaciones del derecho y la transformación radical de las ciencias sociales modernas no han podido acabar con el racismo y la xenofobia.
Este, como bien saben, ha sido un año de cambios sísmicos en mi vida, en el que he sentido, de verdad que he sentido más que nunca, y en carne propia, lo que es ser mujer.