Pero hay algo, no sé qué es, que las hace parecer vulgares cuando están con Ana, aunque ésta no sea tan hermosa; es como si pusiéramos un narciso junto a las grandes peonías, eso es.
También existía una opción para las almas de las personas comunes y corrientes que no habían demostrado una gran virtud ni una gran maldad, conocido como los Campos de Asfódelo, un lugar más neutral y monótono.