Pues a fe que si no se enmienda, que yo le deshaga la corona; que no tiene más órdenes el ladrón que las tiene el turco, ni sabe más latín que mi madre.
Los camareros apilaron sobre la mesa viandas de fiesta... y Stuffy, con un suspiro que interpretaron como una expresión de hambre, alzó el cuchillo y el tenedor y se cinceló una corona de imperecedero laurel.
Aún hoy decimos de quien ha realizado algo importante que " se ha ganado sus laureles" , pero si después cae en la indolencia y no hace nada de importancia, decimos que " se ha dormido en sus laureles" .