El leñador no estaba del todo convencido, pero Hansel y Gretel, desde la habitación de al lado, desvelados por el hambre, habían escuchado toda la conversación.
Bueno, pues no sé si escucháis, por cierto, por cierto, no sé si se escucháis que aquí al lado estoy pasando… A ver si adivináis por dónde estoy pasando.
Mi primo Dani, que es cinco años más pequeño que yo, y que vivía en el piso al lado de nosotros, puerta con puerta, venía a mi casa y se sentaba junto a mí mientras le leía cuentos.