Curiosamente, estaba amueblado de forma muy parecida al de la señora Figg: las sillas, que eran todas diferentes, tenían cojines de ganchillo, y olía a gato.
A la derecha hay un cuarto de estar, bien amueblado, con ventanas largas, que llegan casi hasta el suelo y que tienen anticuados cierres ingleses de ventana, que cualquier niño es capaz de abrir.
Mientras la dueña de casa se va calmando, pasando de la primera a la segunda etapa, echemos una mirada a su hogar, uno de esos apartamentos amueblados de ocho dólares a la semana.
La escuela de Avonlea era un blanco edificio de aleros bajos y anchas ventanas amueblado con cómodos y antiguos pupitres que llevaban esculpidos en las tapas las iniciales y jeroglíficos de escolares de tres generaciones.
Como la casa venía con la cocina amueblada y los dormitorios tienen armarios empotrados, solo he tenido que comprar una cama y una mesa de ordenador para estar cómodo.