Oíamos allá abajo el rumor viviente del pueblo mientras estábamos encima de él, arriba de la loma, en tanto se nos iba el hilo de cáñamo arrastrado por el viento.
Ahora los chicos están jugando al papagayo, que básicamente es como un cometa, una especie de barrilete, que lo tiran muy muy lejos, kilómetro de distancia, está lejísimo, ni siquiera se alcanza a ver.