En su etapa juvenil, en Sevilla, pintó paisajes y escenas costumbristas; luego, ya en la corte, motivos históricos, mitológicos y religiosos, sobre todo, retratos.
Empezó por mostrarles las láminas a los niños, en especial las de animales, y más tarde los mapas y las fotografías de países remotos y personajes célebres.