Cuando llegue ese día, se hará realidad la promesa última de todas las religiones reveladas, con la emergencia de un ser humano perfecto que será el heredero de todos los profetas y hombres piadosos.
Al día siguiente enterramos al maestro, con sepelio en la misión católica, responso solemne y toda la parafernalia propia del más fervoroso de los creyentes.
Nos hemos levantado con orgullo, porque no existe un pueblo más solidario y optimista que el nuestro; porque somos la afición más leal que existe, y porque nunca perdemos la fe.
No soy religioso -dijo-. Pero rezaría diez padrenuestros y diez avemarías por pescar este pez y prometo hacer una peregrinación a la Virgen del Cobre si lo pesco. Lo prometo.
Era un discípulo honesto y de buen corazón, pero todavía su mente era un juego de luces y sombras y no había recobrado la comprensión amplia y conciliadora de una mente sin trabas.
Sancho, puesto de rodillas, las manos juntas y los ojos clavados al cielo, pidió a Dios con una larga y devota plegaria le librase de allí adelante de los atrevidos deseos y acometimientos de su señor.
El señor Gres-ham era un hombre muy bueno y muy religioso, pero decía demasiados chistes y hacía reír a la gente en la iglesia; era poco digno, y un ministro debe serlo, ¿no le parece, Matthew?