Plutarco ha referido que Julio César lloró la muerte de Pompeyo; Aureliano no lloró la de Juan, pero sintió lo que sentiría un hombre curado de una enfermedad incurable, que ya fuera una parte de su vida.
普鲁塔克曾提到朱利乌斯·恺撒为庞培之死而痛哭;奥雷利亚诺并没有为胡安之死而痛哭,但他觉得像是一个治好了不治之症的人样茫若有所失,因为不治之症已成为他生命的一部分。