Esta sublime franja de fina arena blanca y mar azul celeste bordea el protegido extremo occidental de la isla y se funde con la igualmente deslumbrante Playa Sirena.
Florentino Ariza conservaba recuerdos borrosos de su viaje de juventud, y la visión del río los hacía revivir por ráfagas deslumbrantes como si fueran de ayer.