No obstante, la imprenta y la unificación ortográfica en diversos reinos europeos terminaron por estandarizar, al menos, la existencia de la W en el inventario de tipos de las primeras prensas.
La peste bubónica y la imprenta se extendieron a través de Europa en menos de cien años, trayendo muerte y alfabetización a la población antes de que su cabello pudiera crecer al menos 15 metros.