Estos musulmanes pasaron a ocupar los territorios del noroeste de África que ya poseían una rica historia milenaria protagonizada por fenicios y diferentes dinastías bereberes.
Éstas eran las plantas con flores, y su apuesta resultó: su crecimiento acelerado les permitió vencer a las coníferas ancestrales y adueñarse de las regiones tropicales del globo.
Para que esta violencia incesante termine, dicen, la ocupación ilegal de Israel debe terminar, no puede corregirse ni mejorarse en los márgenes porque está mal hasta la médula.