Se crean altares para honrar a los difuntos, con flores y fotos; se decoran las calles, hay comida, bebida, música y la gente sale a las calles a divertirse.
Uno de sus temas favoritos era el de un extraño, un individuo que se le acercaba a veces cuando ella estaba a solas en la calle, y le hablaba con voz quebrada.
Tras una votación, París saca de sus calles los monopatines eléctricos públicos: a partir de mañana se convertirá en la primera capital europea que prohíbe completamente estos vehículos de libre servicio.
Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta.
Al salir a la calle tiene que decidir si toma un camión (el camión es el ómnibus, la guagua de Puerto Rico y Cuba), o si llama a un ruletero (es el taxista, que en verdad suele dar más vueltas que una ruleta).