Después de cortarle el ombligo, la comadrona se puso a quitarle con un trapo el ungüento azul que le cubría el cuerpo, alumbrada por Aureliano con una lámpara.
Cuando en la paella no quede caldo, apagamos el fuego y cubrimos con un trapo durante cinco minutos para que el arroz repose y absorba todos los aromas.
Ella levantó el dedal y quiso cogerlo, pero el pequeño Pulgarcito saltó al trapo y, cuando la maestra lo desdobló y lo buscó, se metió en una grieta de la mesa.
Su cuarto era también lujoso, aunque no tanto como el de la abuela, y estaba atiborrado de las muñecas de trapo y los animales de cuerda de su infancia reciente.
No oyó el siguiente impacto, pero sí vio cómo el cuerpo de ella volaba por encima del vehículo y se estampaba sobre el asfalto como si fuera una muñeca de trapo.