Esa madrugada, cuando nos embarcamos, el cabo Miguel Ortega estaba en el puente, precisamente hablando de su esposa y sus hijos, lo cual no era una casualidad, porque nunca hablaba de otra cosa.
Desde cuando todavía no habían desaparecido las luces de Mobile, y durante las últimas veinticuatro horas, el cabo Miguel Ortega no había podido mantenerse en pie, a pesar de que no era un novato en el mar.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México condenó este martes la desaparición de los activistas Ricardo Lagunes y Antonio Díaz en la localidad del Cerro de Ortega, en el estado de Colima.