Robert Langdon estaba ocupado revisando sus notas cuando advirtió que el murmullo que los neumáticos del Town Car hacían sobre la carretera cambiaba de tono.
Entonces empezó el viento, tibio, incipiente, lleno de voces del pasado, de murmullos de geranios antiguos, de suspiros de desengaños anteriores a las nostalgias más tenaces.
Sin embargo, al cabo de un rato a Luo le pareció que aquella sensación era real, que el murmullo llegaba del exterior, procedente de algún punto distante.
La puerta de la pensión estaba abierta y antes de cruzar siquiera el umbral ercibí el olor a cirio encendido y un sonoro murmullo de voces femeninas rezando al unísono.
Era la primera vez en su vida que disparaba un revólver. Inmediatamente después de la detonación no sintió nada más que el murmullo de la llovizna en el techo de cinc.