Inicialmente quedaron imputadas treinta y una personas, pero finalmente los acusados fueron ocho dirigentes sindicales en los que se intentó escarmentar a toda la clase trabajadora.
Como presunto ex comandante de los Séléka, Said está acusado de crímenes de lesa humanidad y de crímenes de guerra presuntamente cometidos en Bangui, en 2013.
Así, el acusado o imputado de un delito, cuando acude a un juicio, permanece sentado en un banquillo, donde escucha todas las pruebas y testimonios que asisten contra él.