Hace unos días, se descargaron en Barcelona dos barcos de soja manipulada genéticamente por una multinacional norteamericana para hacerla resistente a un herbicida determinado.
Había trabajado para empresas internacionales y mantenido contactos con extranjeros, y a donde no llegaba con las palabras exactas, lo lucía con gestos, circunloquios y sobrentendidos.
Pero los críticos dicen que el acuerdo también podría dar a las corporaciones multinacionales demasiado poder a costa de los trabajadores y de las naciones individuales.
Ya no son únicamente las grandes multinacionales o grandes agencias espaciales las que lanzan satélites al espacio, sino que están abriendo el acceso a muchos otros actores en este sector.