En el sátiro sordo, el poeta es dejado de lado por una persona poderosa que no puede apreciar el arte debido a su incapacidad y por oír el consejo de personas incapacitadas.
Eso significa, por ejemplo, que si la persona pretende predicar una religión a personas sordas, va a enfocarse en aprender las palabras, las expresiones y la jerga que le van a funcionar.
En el rodaje de esta película, como en el de todas las películas, la comunicación es fundamental, pero, en esta, la comunicación es diferente, en el equipo, personas sordas y personas oyentes.
Para garantizar la igualdad de condiciones hay que permitir que todas las personas puedan comprender qué ocurre a su alrededor y expresarse a partir de eso, independientemente de si hablan español o de si son sordas.