El hecho de que se pasen por alto las fechorías del pasado y se glorifique a los autores de atrocidades impide que haya una reconciliación verdadera y duradera.
Para ello había que maquillar el pasado, inventar a toda prisa un presente y proyectar un futuro tan falso como esplendoroso. Y había que actuar con apremio; tenía que empezar ya.