¡Abuelita! — gritó llorando la pequeña: — ¡Llévame contigo! Sé que te irás también cuando se apague la luz, igual que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad.
Y cuando el camarero se acerque y diga: ¿Ha elegido ya el menú, señor? el hombre le responde: Sí, tráiganos sopa de tomate y pavo asado para la señora, y un bistec para mí.