De hecho, pasamos casi la mitad del tiempo pensando en cosas que no pertenecen al presente, como qué vamos a cenar mañana o una conversación que tuviste con tu pareja ayer.
Tendieron la arpillera del primo sobre la verde yerba, acudieron a la despensa de sus alforjas, y sentados todos tres en buen amor y compaña, merendaron y cenaron, todo junto.
Pues estuve cenando con mi novio en un restaurante mexicano, y luego, fuimos a bailar salsa, nos lo pasamos genial, nos divertimos muchísimo, y volvimos a casa a las cuatro de la mañana.